La Quête du temps
Una obra maestra más allá de la relojería
Para celebrar su 270.º Aniversario, Vacheron Constantin presenta La Quête du Temps, una maravilla mecánica y un homenaje al legado de la Maison que ha requerido siete años de trabajo. Con una vocación monumental, este reloj explora los estrechos vínculos entre el tiempo, el cosmos y el ingenio humano, nutriéndose de una tradición que se remonta a la Antigüedad. Esta empresa también ha inspirado el nuevo Métiers d’Art Tribute to the Quest of Time, un reloj de pulsera de doble cara que plasma las ambiciones de La Quête du Temps en un formato fácil de llevar.
Origen
Un homenaje a la época de la Ilustración y a la eterna fascinación humana por el tiempo
Los autómatas siempre han sido máquinas independientes o animaciones añadidas a los relojes.
La Quête du Temps se concibió para incorporar un autómata en el movimiento como parte de su función de cronometraje. Una «memoria» mecánica transcribe el tiempo, que el autómata expresa como una coreografía acompañada de música creada especialmente para él.



Arquitectura del tiempo
Tres dimensiones, una obra maestra

La cúpula de cristal tiene más de 40 cm de diámetro. Presenta un mapa celeste del cielo de Ginebra en la época de la fundación de Vacheron Constantin, pintado con una precisión garantizada por el Observatorio de Ginebra. A los pies del autómata, la noche da paso al día con una luna retrógrada en 3D que orbita, mientras que el sol simbólico permanece suspendido. Una estructura curvada de titanio sostiene las escalas para las horas (números romanos) y los minutos (números árabes).

El reloj astronómico es el corazón técnico de La Quête du Temps, que alberga 23 complicaciones dispuestas en múltiples capas. La parte superior, dominada por un tourbillon de gran tamaño rodeado de diamantes talla baguette, se magnifica para que se aprecie mejor y está flanqueada por los indicadores de reserva de marcha de 15 días sobre las funciones del calendario perpetuo y la indicación de 24 horas. En la parte trasera, unos círculos giratorios representan la bóveda celeste en tiempo real, como mapa cósmico en movimiento.

La base de dos niveles combina la elegancia visual y la potencia mecánica. Una representación estilizada del sistema solar ocupa la plataforma superior, con incrustaciones de lapislázuli, nácar y cabujones de piedras que representan los planetas. Debajo, una base octogonal cubierta con un patrón geométrico de cristal de roca y piedras semipreciosas alberga los mecanismos que impulsan tanto los movimientos del autómata como su acompañamiento musical.
7
Años de desarrollo, con la participación de relojeros, ingenieros, expertos en automatización, artistas, astrónomos y músicos
6,293
Componentes mecánicos
107 cm
De altura: una creación monumental
+15
Métiers d’art y disciplinas especializadas involucradas
Arquitectura del tiempo
Creación en armonía
A lo largo de siete años de desarrollo, La Quête du Temps requirió la colaboración de expertos de más de 15 disciplinas, que superaron los límites de su oficio. Desde la Alta Relojería hasta la escultura, pasando por la cartografía celeste y la composición musical, esta obra maestra surgió de la colaboración, la curiosidad y la imaginación compartida.


Arquitectura del tiempo
Una constelación de talentos
En el centro de esta búsqueda colectiva se halla la misión de celebrar la relojería: expresar la fascinación de la humanidad por el tiempo. Los maestros relojeros crearon el calibre y diseñaron la bóveda, consultando a los astrónomos del Observatorio de Ginebra. François Junod, el principal experto mundial en autómatas, construyó el Astronomer y orquestó los 144 gestos fluidos de la figura, sincronizándolos con la música de un instrumento creado con el compositor Woodkid, que elaboró melodías a medida para las tres secuencias. Maestros extraordinarios de cada arte decorativo han contribuido a la pintura en miniatura, el grabado, el engastado, la marquetería, el esmaltado y muchos más detalles que adornan esta obra maestra.
Arquitectura del tiempo
Donde el tiempo comienza con un gesto

Cada elemento, desde las constelaciones grabadas hasta la bóveda celeste pintada a mano, se ha elaborado con precisión, pasión y propósito. Fueron necesarios seis meses de pruebas antes de aplicar una sola pincelada al mapa de las estrellas de la cúpula. Incluso hicieron falta dos años para abastecerse de las materias primas, como el cristal de roca para la base, con el tamaño y la pureza deseados.
Es mucho más que un objeto. Es un homenaje al poder de las manos, las mentes y los sueños humanos, unidos en una búsqueda singular de la belleza y la excelencia.









El astrónomo
Una escultura viviente del tiempo
Más que una complicación, el autómata de la La Quête du Temps es una pieza central filosófica y emocional. Esta figura, diseñada como astrónomo celestial, realiza 144 gestos diferentes, indicando el tiempo con elegancia y precisión, lo que supone una primicia mundial en el ámbito de la relojería. Sus movimientos son fluidos, silenciosos y naturales, orquestados a través de 158 levas y un sistema de memoria mecánica vinculado al reloj.
Exposición
La Quête du Temps:
la exposición en el museo del Louvre

Del 17 de septiembre al 12 de noviembre de 2025, podrá verse La Quête du Temps en el Museo del Louvre de París, como parte de una exposición de 11 obras maestras de la relojería de la Antigüedad, el Renacimiento y la Ilustración.
