The Quest - 270 años de tiempo con fabricación artesanal
Vacheron Constantin celebra su 270.º Aniversario y su inquebrantable búsqueda de la excelencia con una nueva serie de relojes Les Cabinotiers, titulada La Quête. Esta colección rinde homenaje a las maravillas de la astronomía y a las épicas odiseas de la Antigüedad.
Cada reloj, fruto de desafíos técnicos y artísticos extraordinarios, refleja la maestría de Vacheron Constantin en la elaboración de grandes complicaciones, que cobran vida gracias a los excepcionales oficios artísticos de la Maison.
La Quête se plasma en maravillas celestes, odiseas heroicas y trabajos legendarios, que reflejan la maestría de Vacheron Constantin.
Exploramos el tiempo a través del arte de la complicación astronómica.
El tiempo como exploración del cosmos
El impulso astronómico refleja la eterna fascinación de Vacheron Constantin por el universo y por el deseo de comprenderlo. Entre poesía celestial y una labor de ingeniería excepcional, estos relojes expresan el afán de la humanidad por entender el mundo y el ser humano. A través del grabado, el esmaltado y las complicaciones astronómicas, la luz y la mecánica entablan un diálogo contemplativo.
Precisión modelada por orden celestial
Bajo las esferas convexas, los relojes Impulso astronómico revelan una coreografía de tourbillons, indicaciones orbitales y tiempo sideral. Los puentes esculpidos, las estructuras transparentes y los acabados meticulosos expresan la incesante búsqueda de precisión que define el arte astronómico de Vacheron Constantin.
Fusión de mito y maestría entrelazada con una épica atemporal.
Historias heroicas grabadas en oro y luz
Los relojes Homenaje a los guerreros épicos representan escenas de valentía procedentes de los mitos y la historia. Cada esfera presenta un bajorrelieve vivo, grabado y cincelado íntegramente a mano. Gracias al brillo del metal y a la profundidad de los detalles, el tiempo se convierte en el campo de batalla en el que el arte rinde homenaje al coraje.
Virtud y resistencia en movimiento
Los trabajos de Heracles traducen el viaje del héroe en obras maestras en miniatura del grabado y el relieve. A través de capas de oro y sombras, los cuatro relojes evocan la fuerza, el sacrificio y el triunfo, valores fundamentales según la visión de la excelencia de Vacheron Constantin.
La artesanía se convierte en una narración
Desde la exploración celestial hasta el homenaje a los héroes antiguos, Les Cabinotiers La Quête encarna el encuentro entre la maestría técnica y la expresión artística. Cada creación, fruto de cientos de horas de meticuloso trabajo artesanal, combina el grabado, el esmaltado, el engaste y el diseño mecánico en perfecta armonía, lo que refleja la extraordinaria dedicación de los artesanos de la Maison.
Cuando la artesanía da forma a la emoción
En la colección La Quête, los Métiers d'Art expresan el tiempo a través de la materia. Desde el grabado de escenas mitológicas hasta las sutiles capas de esmalte Grand Feu, cada gesto requiere una precisión e intuición inquebrantables. El toque de los artesanos aporta profundidad narrativa y revela cómo Vacheron Constantin transforma siglos de savoir-faire en arte lleno de vida.
El encuentro entre las proezas humanas y la maestría relojera
La Quête se inspira en las proezas de las figuras mitológicas e históricas de diversas culturas y épocas, que simbolizan el valor, la perseverancia y el ingenio. Cada reloj representa una aventura humana en la que la determinación y la audacia marcan el camino hacia los logros y el descubrimiento.
Más que un solo calibre, la colección se basa en una familia de mecanismos elegidos por lo que expresan. Las indicaciones astronómicas señalan los ciclos con los que vivimos; las horas satélite o errantes evocan el tiempo; los repetidores de minutos prestan una voz humana al tiempo. Cuando las divisiones simplifican las historias complejas, se utilizan construcciones de doble cara. La potencia, la regulación y el tono se refinan en la mesa de trabajo para que la imagen pueda respirar. La técnica y los Métiers d'Art se alían para contar cada capítulo con transparencia.
El grabado de talla dulce dibuja la cerda de una crin, la línea de un escudo y el borde de un paisaje. El esmaltado Grand Feu crea capas finas de color que se cuecen y se enfrían hasta que el tono se va fijando. La microescultura de oro blanco aporta un relieve discreto que capta la luz sin deslumbrar. El engaste se utiliza con moderación, de modo que las piedras siguen el ritmo de la escena. Los metales, las piedras y los pigmentos se eligen por su resistencia al paso del tiempo. Cada superficie está acabada a mano, biselada y pulida si es necesario, para que la imagen y las indicaciones convivan en armonía.
En los talleres, los componentes se mecanizan a partir de metales preciosos y acero con tolerancias de centésimas de milímetro. Se fresan los puentes, se cortan las ruedas y se tornean los piñones. A continuación, cada superficie se perfecciona a mano con desbarbado, biselado, granulado recto y pulido negro. Los rubíes están engastados para controlar el juego axial, se forman y ajustan los muelles, y los gongs del repetidor se perfilan y afinan para obtener notas claras y equilibradas. Las piezas se ensamblan y retiran varias veces hasta que el rodaje funcione libremente y el escape respire. Este trabajo interno no reclama atención, pero conserva todo el poder narrativo: la escena de la esfera es el resultado de la precisión de su interior.