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Fundadores legendarios

HOMBRES DE EXCEPCIÓN, LOS FUNDADORES DE LA LEYENDA VACHERON CONSTANTIN

Audaces, visionarios y determinados: estos hombres forjaron las bases de una historia ininterrumpida desde hace 265 años. Su legado se encuentra en el corazón del enfoque de Vacheron Constantin y sus personalidades se expresan hoy a través de la búsqueda de la excelencia, el espíritu de innovación y el latido de cada movimiento de la Manufactura.

(1731 – 1805)

JEAN-MARC VACHERON, EL INICIO

Nacido en Ginebra en el seno de una familia procedente de Friburgo, Jean-Marc Vacheron fue el menor de los cinco hijos de un maestro tejedor. A través de su padre, Jean-Marc Vacheron se inició en los oficios manuales a una edad temprana y creó su propio taller de relojería a la edad de 24 años. Fundó la Casa el 17 de septiembre de 1755 y contrató a su primer aprendiz, Esaïe Jean François Hetier, para su taller en el barrio de Saint-Gervais. El documento que selló el compromiso constituye la referencia más antigua de la dinastía relojera de Vacheron. Una historia ininterrumpida desde hace más de 265 años.

(1760 – 1843)

ABRAHAM VACHERON, CONTRA VIENTO Y MAREA

Segundo hijo de Jean-Marc Vacheron, Abraham Vacheron asumió la difícil responsabilidad de hacerse cargo del negocio familiar y enfrentar numerosos desafíos. Entre la Revolución francesa y la ocupación de Ginebra por las tropas del Directorio francés, la tarea no es fácil. Sin embargo, gracias a un optimismo desbordante, fue capaz de superar estos obstáculos y, a finales de la década de 1780, produjo el primer reloj conocido de estilo Lépine.

(1787 – 1864)

JACQUES-BARTHÉLÉMI VACHERON, MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS

A partir de 1810, Jacques-Barthélémi Vacheron toma las riendas de la Casa. Ambicioso y audaz, su llegada marca el punto de entrada de Vacheron en el universo de los grandes relojeros. En aquella época, su taller comenzó a producir piezas más complejas, como los relojes musicales que interpretaban dos melodías cuando así se deseara. Asimismo, gracias a la determinación de Jacques-Barthélémi Vacheron, el aspecto comercial se desarrolló y cruzó las fronteras suizas hacia Francia y, posteriormente, hacia Italia. Un prometedor augurio del resto de su historia...

(1788 – 1854)

FRANÇOIS CONSTANTIN, LA HISTORIA DE UN ENCUENTRO

Hijo de un comerciante, François Constantin pasó su juventud en las carreteras de los Alpes y los montes Jura para perfeccionar su gran sentido de los negocios. A través de estos viajes, se convirtió en un brillante hombre de negocios y conoció a Jacques-Barthélémi Vacheron. Los dos hombres procedían de Ginebra y compartían la misma pasión por los relojes elegantes y complejos. De este modo, la firma Vacheron Constantin se hizo realidad. Tan solo unas semanas más tarde, el 5 de julio de 1819, durante un viaje a Turín, escribió a su socio estas palabras: «Hacerlo mejor si es posible, es siempre posible», que a día de hoy, resuenan en el corazón de la Casa.

UNA HISTORIA ININTERRUMPIDA

Vacheron Constantin no ha dejado de sublimar y reinventar el arte de la Alta Relojería. Desde 1755 hasta nuestros días, el legado de la Casa se ha construido sobre anécdotas y acontecimientos que merecen ser descubiertos.

(1788 – 1855)

ABRAHAM CONSTANTIN, EL SENTIDO ARTÍSTICO

Hermano de François Constantin y célebre pintor del Romanticismo, Abraham Constantin obtuvo el título de pintor oficial de la corte de Francia en 1826. Amigo de príncipes, pintores y escritores de la época, entre ellos Stendhal, junto a quien escribió un libro, Abraham Constantin despertó el interés de la alta sociedad europea por la Casa. Su talento artístico también estuvo al servicio de la firma y, en 1827, creó motivos ornamentales que acentuaban con gracia preciosos brazaletes.

(1800 – 1884)

GEORGES-AUGUSTE LESCHOT, EL VALOR DEL INGENIO

Georges-Auguste Leschot, que demostró ser un prolífico inventor, fue nombrado director técnico en 1839. Entre las piezas que creó gracias a su espíritu y su creatividad, destacó en particular un mecanismo fundamental para Vacheron Constantin, pero también para toda la relojería suiza: el pantógrafo. Mediante la reproducción perfectamente fiel de distintos componentes del reloj, el pantógrafo permitió garantizar una calidad continua en la producción en serie y abrió el camino para el intercambio de componentes. Este fue un avance considerable en la fiabilidad, la precisión y la calidad de los relojes y la relojería en Ginebra.

(1812 – 1868)

CHARLES-CÉSAR VACHERON, LA AMBICIÓN Y LA VISIÓN

Cuando surgió en el horizonte la amenaza de la industria relojera estadounidense, Jacques-Barthélémi Vacheron decidió entregar la dirección de la Casa a su hijo en 1844. Charles-César Vacheron, un joven con talento, ambicioso y enérgico, aceleró el proceso de crecimiento de la Manufactura e incrementó su actividad internacional al conquistar nuevos mercados como China, España, India y Cuba. Independientemente del ámbito, las fronteras estaban hechas para cruzarlas.

(1887 – 1954)

CHARLES CONSTANTIN, UNA NUEVA ERA

El sobrino bisnieto de François Constantin se unió a la Casa en 1914, una vez finalizados sus estudios en la Escuela de Relojería de Ginebra. Unas semanas más tarde, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, fue llamado a filas y fue enviado al frente norte. Nombrado oficial de academia, escribió las memorias de Vacheron Constantin en 1928, y se convirtió en el director de la empresa en 1936. Una nueva era de la Casa comenzó...

LOS ARTESANOS DE LA EXCELENCIA

Humildad y transmisión: estos son los valores que inspiraron a los artesanos de la Casa. El resultado de la pieza final depende del trabajo individual, y la excelencia de su maestría técnica inspira una sensación inasible.

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